Se ha encontrado evidencia de que las personas han buscado la forma de lavarse los dientes desde el año 3000 aC. Inicialmente se utilizaban pequeñas ramas que se frotaban contra los dientes intentando eliminar toda la suciedad.
Los cepillos de cerdas, similares a los que utilizamos hoy en día, se inventaron en China por ahí del año 1498. En esos tiempos las cerdas eran los pelos gruesos obtenidos del cuello de un cerdo (de ahí su nombre) y se colocaban en mangos de bambú.
Las cerdas de nylon se introdujeron al mercado en 1938 cuando la empresa Dupont empezó a comercializarlos y el éxito fue inmediato.
Pero, suficiente historia, regresemos a la pregunta del día: ¿Deberíamos mojar el cepillo antes de lavarnos los dientes o no?