No sé por qué no me sorprende que los cacahuates japoneses no se hayan inventado en Japón sino en México. Cuenta la historia que en 1932 llegó a nuestro país un inmigrante japonés de nombre Yoshigei Nakatani. En 1945, éste hombre tuvo la brillante idea de cubrir cacahuates con una mezcla de harina, soya y azúcar.
El negocio de los cacahuates japoneses inició de manera modesta, en donde el Sr. Nakatani distribuía en su diablito la producción del día. Poco a poco esto fue creciendo hasta que diariamente hacía entregas de su producto a mayoristas de la Merced y la Central de Abastos. 30 años después de su creación instituyó su empresa, y en 1977 creó la marca para sus cacahuates: Nipón, esto con la ayuda de su hijo Armando Nakatani.
El origen del nombre se vio relacionado directamente con la nacionalidad de su creador, pero no con la historia del país del sol naciente.
En 1980 el mercado de cacahuates japonesas vio un gran crecimiento con la entrada de jugadores más grandes como Sabritas y Barcel, que, con mayor experiencia y logística de distribución, llevaron al cacahuate japonés a las tienditas de todo el país.
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